¿Cómo obtenemos la energía ante el ejercicio físico?

Durante un trabajo o ejercicio físico, el cuerpo humano y los músculos que lo componen necesitan obtener energía. Para ello, el organismo dispone, principalmente, de tres vías o sistemas para obtener ATP (adenosín trifosfato) y, en consecuencia, energía. El ATP no es otra cosa que un nucleótido formado por una base nitrogenada (adenina), un monosacárido (ribosa) y tres grupos fosfato que se encuentran enlazados con el carbono 5 de dicho monosacárido. Para la obtención de energía, el ATP se hidroliza, dando lugar a ADP (adenosín difosfato) y un grupo fosfato que queda libre. Esta catálisis será la encargada de la liberación de energía.

Como he mencionado anteriormente, los músculos tienen, principalmente, tres sistemas de obtención de ATP (energía): ATP-PC (sistema de los fosfágenos), glucolítivo y oxidativo.

Sistema de los fosfágenos o sistema ATP-PC

Este proceso es anaerobio (se produce sin la presencia de oxígeno), es aláctico (no produce ácido láctico como resultado de su uso) y da lugar en el citosol. Tanto el ATP como la fosfocreatina (PC) pertenecen al grupo de los llamados fosfágenos de alta energía. Este sistema proporciona la energía necesaria para la contracción muscular al inicio de la actividad y durante trabajos breves y de gran intensidad.

Cuando comienza el ejercicio físico, o si éste es rápido e intenso, los músculos utilizan la energía disponible en sus propias reservas de ATP. Estas reservas se agotan, más o menos, durante los 3 primeros segundos de dicha actividad. Al agotarse dicho ATP, comienza la obtención de energía a partir de la hidrólisis de la PC, ya que las reservas de PC en el músculo pueden duplicar o triplicar a las de ATP. Si bien, el PC proporcionará una potencia máxima al músculo durante 8-10 segundos. Hay que tener en cuenta que estas cifras variarán en función de la intensidad del ejercicio realizado y de lo entrenado que esté el sujeto.

Sistema glucolítico

Esta vía de obtención de energía se lleva a cabo en el citosol y utiliza sólo hidratos de carbono, sobre todo los depósitos de glucógeno muscular. En ésta vía, la obtención de energía se produce mediante la degradación de la glucosa a ácido pirúvico. Si esta reacción tiene lugar sin la presencia de oxígeno, el ácido pirúvico será convertido en ácido láctico. Este sistema de energía puede proporcionar energía durante 1-2 minutos en un ejercicio físico intenso.

Sistema oxidativo

Este sistema comprende la degradación completa de hidratos de carbono y grasas a H2O Y CO2. Se lleva a cabo en las mitocondrias y en presencia de oxígeno, es decir, es aerobio. Este sistema energético es mucho más eficiente que el sistema de los fosfágenos o el glucolítico anaerobio, y puede dar energía durante el tiempo que duren los nutrientes de los que dispone el organismo. El sistema oxidativo es el predominante ante intensidades moderadas de ejercicio. A mayor intensidad, predomina el uso de las reservas de glucógeno y, a menor intensidad, las reservas de grasa. Son ejemplos que forman parte de dicho sistema el ciclo de Krebs o la betaoxidación de los ácidos grasos.

Resumiendo

Si se trata de un ejercicio físico breve e intenso, predominará la obtención de energía mediante los sistemas de fosfágenos y glucolítico anaerobio, mientras que si el trabajo es más prolongado en el tiempo y de una intensidad moderada, la energía se obtendrá, mayoritariamente, mediante el sistema oxidativo.

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